Traje perfecto para 7-Eleven.
Diez minutos más tarde, estaba en
la tienda, llenando una taza con frambuesa azul
de Slurpee (granizado). Bebí un poco de la parte superior y la volví a
llenar. Willie Hennessey, quien estaba trabajando en la caja registradora, me
dio el mal de ojo.
"Por Dios", dijo.
"Sírvete, ¿por qué no lo haces?"
"Ya que lo ofreciste,"
dije alegremente, y metí la paja entre mis labios una vez más antes de volver a
llenarlo.
"Se supone que debo mantener
la ley y el orden por aquí."
"Dos pequeños sorbos, Willie.
Nadie va a la quiebra en dos sorbos. ¿Cuándo te hiciste tan maniático?"
"Desde que comenzaste a
hurtar Slurpee y pretender que no sabías cómo usar la bomba de gas, y tener yo
que salir y llenar el tanque por ti. Cada vez que tú apareces, quiero patearme."
Arrugué la nariz. "Yo no
quiero mis manos oliendo a gas. Y tú eres particularmente bueno en el bombeo de
gas, Willie," añadí con una sonrisa lisonjera.
"La práctica hace al
maestro," murmuró.
Caminé descalza por los pasillos
en busca de Twizzlers y Cheez-Its, pensando que si a Willie no le gustaba mi
bombeo de gas realmente debería conseguir otro trabajo, cuando la puerta de
entrada sonó. Ni siquiera escuché pasos antes de que un par de cálidas y callosas
manos se deslizaran sobre mis ojos por detrás.
"¿Adivina quién?"
Su aroma familiar pareció
congelarme. Recé para que él no pudiera sentir mi cara calentándose bajo su
toque. Durante un largo momento, no pude encontrar mi voz. Pareció encogerse
dentro de mí, rebotando dolorosamente en mi garganta.
"Dame una pista," dije,
esperando sonar aburrida. O algo molesta. Cualquier cosa menos herida.
"Bajo. Gordo. Sobremordida
desagradable". Su suave, provocativa voz después de todos estos meses.
Sonaba familiar y extraña al mismo tiempo. El sentirlo tan cerca me hizo marear.
Tenía miedo de empezarle a gritar, allí mismo, en el 7-Eleven. Si lo dejaba
acercarse demasiado, tenía miedo de no gritarle. Y yo quería gritar—pasé ocho meses practicando lo que le diría en mi
cabeza y estaba lista para dejarlo salir.
"En ese caso, creo que es...
Calvin Versteeg." Sonaba descuidadamente educada. Estaba segura de ello. Y
no podía pensar en un alivio más grande.
Cal se acercó a mí y puso un codo
en el estante del pasillo. Él me dio una sonrisa lobuna. Tenía clavado todo el
conjunto diabólicamente encantador hace años. Había sido una tonta para ese entonces, pero
era más fuerte ahora.
Haciendo caso omiso de su bello
rostro, le di una mirada aburrida. Por lo visto, había dejado el estilo de su
almohada en el pelo esta mañana. Era más de lo que recordaba. Durante el
ejercicio de resistencia en los días más calurosos, cuando el sudor goteaba, su
cabello era del color de la corteza del árbol. El recuerdo hizo que algo dentro
de mí doliera. Empujé a un lado mi nostalgia y miré a Calvin con fría
indiferencia. "¿Qué quieres?"
Sin preguntar inclinó mi paja Slurpee
a un lado y se sirvió. Se limpió la boca con el dorso de su mano. "Háblame
de ese viaje de campamento."
Tiré mi Slurpee fuera de su
alcance. "Viaje de Backpacking
(viajar
con mochila sin tener un plan concreto)." Sentí que era importante hacer la
distinción. Cualquiera podía acampar. El backpacking exigía destreza y vigor.
"¿Tienes todo lo que
necesitas?," continuó.
"Y algunas cosas que quiero,
también." Me encogí de hombros. "Hey, una chica necesita a su brillo
de labios."
"Seamos honestos. Korbie
nunca te permitirá salir de la cabina. Ella aborrece el aire fresco. Y no se le
puede decir que no a ella." Se tocó la cabeza sabiamente. "Las
conozco chicas."
Le di una mirada de indignación.
"Estaremos de backpacking durante una semana entera. Nuestra ruta es de
cuarenta kilómetros." Tal vez eso fue una exageración mínima. De hecho,
Korbie había accedido a no más de dos kilómetros de caminata por día, y había
insistido que camináramos en círculos alrededor de Idlewilde, en caso de que
necesitáramos un rápido acceso a cosméticos o TV por cable. Aunque yo nunca esperé estar de backpacking
toda la semana, había planeado dejar a Korbie y a Bear en la cabaña por un día
y caminar por mi cuenta. Quería poner mi entrenamiento a prueba. Obviamente
ahora que Calvin se nos unía, él iba a averiguar sobre nuestros verdaderos
planes muy pronto, pero por el momento mi mayor prioridad era impresionarlo.
Estaba harta de él por siempre insinuar que no tenía ninguna razón para tomarme
en serio. Siempre podía hacer frente a cualquier crítica que me podría dar más
tarde, insistiendo en que hubiera querido estar de backpacking toda la semana y
que Korbie sostuviera mi mochila—Calvin no
encontraría esa excusa inverosímil.
"Tú sabes que varias de las
rutas de senderismo todavía están cubiertas de nieve, ¿no? Y las casas de campo
no se han abierto para la temporada, así que la gente se dispersa. Incluso la estación
de guardabosque Jenny Lake está cerrada. Tu seguridad es tu propia responsabilidad—no garantizan rescate".
Lo miré con los ojos redondos.
"¡No me digas! No voy a ir sobre esto completamente en la oscuridad,
Calvin," respondí. "Lo tengo cubierto. Estaremos bien."
Se frotó la boca, escondiendo una
sonrisa, sus pensamientos perfectamente claros.
"¿De verdad no crees que no
pueda hacerlo?," le dije, tratando de no sonar picada.
"Sólo pienso que ustedes dos
se divertirán más si van a Lava Hot Springs. Pueden hundirse en las piscinas de
agua mineral y pasar un día de compras en Salt Lake."
"He estado entrenando para
este viaje durante todo el año", argumenté. "No sabes lo duro que he
trabajado, porque no estabas alrededor. No me has visto en ocho meses. No soy la
misma chica que dejaste atrás. No me conoces más."
"Tienes razón," dijo, levantando
las palmas de las manos para demostrar que se trataba de una sugerencia
inocente. "¿Pero por qué Idlewilde? No hay nada que hacer allí. Tú y
Korbie se aburrirán después de la primera noche."
No sabía por qué Calvin estaba
tan convencido en disuadirme. Amaba Idlewilde. Y él lo sabía tan bien como yo de
que había mucho que hacer allí. Entonces me di cuenta. Esto no era sobre mí o
Idlewilde. No quería acompañarnos. No quería pasar tiempo conmigo. Si él me convencía
de abandonar el viaje, su padre no lo obligaría a unirse a nosotros, y él
tendría sus vacaciones de primavera de nuevo.
Digiriendo este doloroso descubrimiento,
me aclaré la garganta. "¿Cuánto te están pagando tus padres para que
vengas con nosotros?"
Él hizo un gran gesto mirándome
de arriba en una revisión crítica burlona. "Es evidente que no es
suficiente."
Así que esa es la forma en que
íbamos a jugar. Un poco de coqueteo insignificante aquí, un poco de bromas
allí. En mi imaginación, tomé un marcador negro y dibujé una gran X a través
del nombre de Calvin.
"Sólo para que quede claro, argumenté
en contra de que vinieras. ¿Tú y yo juntos de nuevo? Completamente
incómodo." Eso había sonado mejor en mi cabeza. Suspendidas entre nosotros
ahora, las palabras sonaban celosas y mezquinas y tacañas—al igual que una ex novia sonaría. No quería que
él supiera que todavía estaba herida. No cuando él era todo sonrisas y guiños.
"¿Así que eso es todo? Pues
bien, este acompañante acaba de cortar su toque de queda por una hora,"
bromeó.
Señalé con la mano más allá de
las ventanas de la tienda hacia el BMW X5 cuatro por cuatro aparcado fuera.
"¿Es tuyo?" Supuse. "¿Otro regalo de tus padres, o actualmente
haces más que perseguir chicas en Stanford, como mantener un trabajo
respetable?"
"Mi trabajo es perseguir a
las chicas." Una mueca odiosa. "Pero yo no diría que es respetable."
"¿No novia seria, entonces?"
Yo no me atrevía a mirarlo, pero sentía un inmenso orgullo por mi oh-tan-casual
tono. Me dije que no me importaba su respuesta de una manera u otra. De hecho,
si él había avanzado, sería una luz verde intermitente diciéndome que yo era
libre de hacer lo mismo.
Él me dio un codazo. "¿Por
qué? ¿Tienes novio?"
"Por supuesto."
"Sí, claro." Él soltó
un bufido. "Korbie me lo hubiese dicho."
Mantuve mi postura, arqueando las
cejas con aire de suficiencia. "Lo creas o no, hay algunas cosas Korbie no
te dice."
Sus cejas se fruncieron.
"¿Quién es él?" preguntó con cautela, y me di cuenta de que estaba
pensando en comprar mi historia.
La mejor manera de reparar una
mentira es no decir otra mentira. Pero lo hice de todos modos.
"No lo conoces. Es nuevo en
la ciudad."
Él negó con la cabeza. "Demasiado conveniente. No te creo." Pero
su tono sugirió que podría.
Sentía una desesperada necesidad
de demostrarle que yo había seguido adelante—con o sin
cierre, y en este caso, sin. Y no sólo eso, sino que seguí adelante con un
chico mucho, mucho mejor. Mientras Calvin estaba ocupado siendo un mujeriego repugnante
en California, no estaba—repito,
no—abatida y suspirando por viejas
fotografías de él.
"Ahí está. Descúbrelo por ti
mismo," le dije sin pensar.
Los ojos de Calvin siguieron mi
gesto hacia fuera donde un Volkswagen Jetta rojo se estacionó en la gasolinera más
cercana. El tipo echando gasolina en el Jetta era un par de años mayor que yo.
Su cabello castaño estaba bien cortado, y mostró la simetría sorprendente de su
rostro. Con el sol a sus espaldas, las sombras marcaron las depresiones por
debajo de sus pómulos. No podría decir el color de sus ojos, pero esperaba que
fueran de color marrón. Por ninguna otra razón que los de Calvin eran de un profundo
y exuberante verde. El tipo tenía rectos, esculpidos hombros que me hicieron
pensar en nadador, y yo
nunca lo había visto antes.
"¿Ese tipo? Lo vi en mi camino.
Las placas son Wyoming (estado de EE.UU)." Calvin sonaba convencido.
"Como he dicho, nuevo en la
ciudad."
"Es mayor que tú."
Lo miré significativamente.
"¿Y?"
La puerta sonó y mi novio falso entró
en la tienda. Fue incluso más guapo de cerca. Y sus ojos eran, sin duda, de
color marrón—marrón
degradado que me recordó a la madera flotante. Metió la mano en su bolsillo de
atrás por su billetera, y agarré el brazo de Calvin y lo arrastré detrás de un
estante apilado con Fig Newtons y Oreos.
"¿Qué estamos haciendo?"
Preguntó Calvin, mirándome como si me hubieran brotado dos cabezas.
"No quiero que me vea,"
le susurré.
"Porque él no es tu novio,
¿verdad?"
"No es eso. Es—"
¿Dónde estaba una tercera mentira
cuando lo necesitaba?
Cal sonrió diabólicamente, y lo
siguiente que supe, fue que él había apartado mi mano y estaba deambulando
hacia el mostrador. Atrapé un gemido entre mis dientes y observé, mirando con
cuidado entre los dos estantes de arriba.
"Hey," dijo Calvin amablemente
al chico, que llevaba una camisa de franela a cuadros, pantalones vaqueros y botas
de montaña.
Con apenas una mirada hacia
arriba, el chico inclinó la cabeza en reconocimiento.
"He oído que estás saliendo
con mi ex," dijo Calvin, y había algo innegablemente petulante en su tono.
Me estaba dando un poco de mi propia medicina, y él lo sabía.
El comentario de Calvin llamó la
atención del chico. Estudió a Calvin con curiosidad, y sentí que mis mejillas
se ponían cada vez más caliente.
"Sabes, tu novia, "
Calvin instó. "Se está ocultando detrás de las galletas por allá."
Él me estaba señalando.
Me enderecé, mi cabeza
apareciendo por encima de la plataforma. Alisé mi camisa y abrí la boca, pero
no había ninguna palabra. Ninguna palabra en absoluto.
El chico miró más allá de Calvin
hacia mí. Nuestras miradas se encontraron brevemente, y yo articulaba un humillado
Puedo explicarlo... pero no pude.
Entonces algo inesperado ocurrió.
El chico miró directamente a Calvin, y dijo con una voz tranquila, imperturbable,
"Sí. Mi novia. Britt."
Me estremecí. ¿Él sabía mi nombre?
Calvin parecía también
sorprendido. "Oh. Oye. Lo siento, hombre. Pensé—" Le tendió la mano. "Soy Calvin
Versteeg," balbuceó torpemente. "El ex… de Britt."
"Mason."
Mason miró la mano extendida de
Calvin, pero no la tomó. Colocó tres billetes de veinte en el mostrador para
Willie Hennessey. Luego se acercó a mí y me besó en la mejilla. Fue un simple beso,
pero mi pulso palpitaba igual. Él sonrió, y fue una caliente, sexy sonrisa.
"Veo que no has superado tu adicción de Slurpee, Britt."
Poco a poco le devolví la
sonrisa. Si él estaba en el juego, entonces yo también lo estaba. "Te vi
entrar, y necesitaba algo para refrescarme." Me ventilaba mientras lo
miraba con adoración.
Sus ojos se arrugaron en las
esquinas. Estaba bastante segura de que se estaba riendo por dentro.
Le dije: "Podrías pasar por
mi casa más tarde, Mason, porque compré un nuevo brillo de labios que podría usarlo
a prueba..."
"Ah. ¿Un juego de besos?,"
dijo sin titubear.
Lancé una mirada maliciosa a Calvin
para medir cómo estaba manejando el coqueteo. Para mi alegría, parecía que
había mascado un bocado de cáscara de limón.
"Ya me conoces—siempre condimentando las cosas, " respondí
con voz sedosa.
Calvin se aclaró la garganta y cruzó
los brazos sobre el pecho.
"¿No deberías estar yéndote,
Britt? En serio debes de llegar a la cabina antes de que anochezca."
Algo indescifrable nubló los ojos
de Mason. "¿Vas a acampar?," me preguntó.
"Backpacking," corregí. "En Wyoming—el Grand Teton. Te lo iba a decir, pero..." ¡Argh!
¿Qué razón podría haber surgido para no decirle a mi novio sobre su viaje? Tan
cerca de terminar esto, y lo estaba arruinando todo.
"Pero no me pareció
importante, ya que yo también voy a salir de la ciudad, y no vamos a
ser capaces de pasar la semana juntos de todos modos," Mason terminó
fácilmente.
Lo miré a los ojos de nuevo. Guapo,
inteligente, dispuesto a todo—incluso
haciéndose pasar por el novio de una chica a la que nunca había conocido—y sorprendentemente mentiroso. ¿Quién era este tipo? "Sí,
exactamente," murmuré.
Calvin ladeó la cabeza hacia mí.
"Cuando estábamos juntos, ¿alguna vez me fui durante una semana sin
decirte?"
Te fuiste por ocho meses, pensé
sarcásticamente. Y rompió conmigo en la noche más importante de mi vida. Jesús
dijo que debemos perdonar, pero siempre hay espacio para una excepción.
Le dije a Mason, "Por
cierto, mi papá te quiere para la cena la semana que viene."
Calvin hizo un ruido ahogado. Una
vez, cuando me había llevado a casa cinco minutos después del toque de queda,
nos detuvimos en el camino para ver a mi padre de pie en el porche golpeando un
palo de golf con su palma. Él vino marchando y golpeó contra el negro Ford F-150
de Calvin, dejando un bonito cráter redondo. "La próxima vez que la
traigas a casa tarde, voy a apuntar a los faros," dijo. "No seas tan
estúpido como para necesitar tres advertencias."
No lo decía en serio, en realidad
no. Como yo era el bebé de la familia y la única niña, mi padre tenía una racha
de mal humor cuando se trataba de los chicos con los que salía. Pero, en
realidad, mi padre era un viejo adorable. Sin embargo, Calvin nunca rompió el
toque de queda de nuevo.
Y ni una sola vez se le había
permitido venir a cenar.
"Dile a tu papá que me
vendría bien algunos consejos más de la pesca con mosca," dijo Mason, sin
dejar de sostener nuestra farsa. Milagrosamente, él también había adivinado
correctamente el deporte favorito de mi padre. Todo este encuentro estaba
empezando a sentirse... espeluznante. "Oh, y una cosa más, Britt." Pasó
su mano por mi cabello, apartándolo de mi hombro. Yo estaba completamente
inmóvil, su toque congeló mi aliento en mi interior. "Ten cuidado. Las
montañas son peligrosas en esta época del año."
Lo miré boquiabierta por el
asombro hasta que se retiró de la gasolinera y se marchó.
Él sabía mi nombre. Había
salvado mi trasero. Él sabía mi nombre.
[…]
"Pensé que estabas
mintiendo, " Calvin me dijo, mirando aturdido.
Entregué a Willie un billete de cinco
por mi Slurpee y se guardó el cambio.
"Tan satisfactorio como esta
conversación ha sido," le dije a Calvin, "probablemente debería ir a
hacer algo más productivo. Como rayar tu coche. Es tan bonito."
"¿Así como yo?" Él
movió las cejas con expectación.
Llené mis mejillas con Slurpee, fingiendo
que tenía la intención de escupirle. Dio un salto brusco y para mi
satisfacción, su sonrisa arrogante, finalmente, se desvaneció.
"Nos vemos esta noche en
Idlewilde," Calvin gritó al salir de la tienda.
A modo de respuesta, alcé un
pulgar.
Mi dedo medio habría sido
demasiado obvio.
Al pasar junto al BMW de Calvin
en el aparcamiento, me di cuenta de que las puertas estaban desbloqueadas. Miré
hacia atrás para asegurarme de que él no estaba mirando, luego tomé una
decisión en una fracción de segundo. Entrando por la puerta del copiloto, golpeé
el espejo retrovisor fuera de la alineación, derramé Slurpee en las alfombras y
robé su colección vintage de CDs de la guantera. Era una tontería que hacer,
pero me hizo sentir un poco mejor.
Daría los CDs de vuelta esta
noche—después de haber rayado algunos
de sus favoritos.
.......
¿Qué les pareció? Estoy ansiosa por el libro, ¡me ha dejado con mucha intriga!